LECCIÓN N° 2 – SÁBADO 10 DE OCTUBRE DE 2020
Romanos 1: 17
“Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá”.
Cuando el pecador, arrepentido, delante de Dios, comprende el sacrificio de Cristo en su favor y acepta este sacrificio por fe como su única esperanza en esta vida y en la vida futura, sus pecados son perdonados.
En el contexto de Romanos 1: 17 “la justicia de Dios”, el apóstol lo considera como en un sentido general. En otras palabras, comprende toda la obra de Dios en salvar al hombre de la condenación del pecado, comenzando desde el mismo Edén hasta cuando Cristo regrese por segunda vez.
En el Antiguo Testamento la “justicia de Dios” fue revelada por intermedio de los sacrificios que el pueblo realizaba diariamente para el perdón de sus pecados. Ahora en el Nuevo Testamento es revelada por medio del Evangelio de Cristo que él mismo predicó cuando estuvo aquí en la tierra. Pero de la forma en que fue manifestada “la justicia de Dios” perfectamente, fue en el sacrificio de Cristo en la cruz del Calvario. Posteriormente siguió siendo revelada por medio del evangelio predicado por los apóstoles.
1.- Una vez que recibimos la justicia de Dios en nuestras vidas y somos justificados ante él, ¿Qué se restaura entre Dios y el hombre? Romanos 5: 1
El pecador no justificado o que no ha confesado sus pecados, vive en abierta rebelión con Dios. La Palabra Inspirada, declara en Santiago 4: 4 “¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad con Dios? El que quiere ser amigo del mundo, se constituye en enemigo de Dios”.
Esta es la condición del mundo para con Dios. La enemistad del hombre con Dios lo coloca en una posición muy desfavorable y muy lejos de Él. Afortunadamente el plan ideado por Dios para restablecer esta relación entre “Creador” y “criatura” es que, por medio de la fe, el hombre y la mujer acepte el ofrecimiento de Dios de perdonarlo y así restaurar su imagen en él; por consiguiente, llegar a estar en “paz con Dios” como en el principio.
¡Qué tierna y consoladora es la paz que Dios nos ofrece cuando estamos cansados y abatidos! Nos eleva hasta los cielos y nos viste con su manto de su justicia perdonadora y nos convierte en un ser restaurado, una nueva criatura, creados según Dios.
2- ¿Qué hace Dios en la vida del hombre y la mujer que es justificado o perdonado? Salmos 51: 10
La obra de perdón y justificación en el hombre es completa y sin igual, porque Dios, no sólo perdona, sino que también “da un corazón nuevo”, vale decir, una “nueva mente”. El cambio es perfecto. Nacen nuevas ideas, nuevos propósitos, nuevos ideales, porque la vida antigua queda en el pasado, enterrada en lo más profundo del mar como lo declara el profeta Miqueas en el capítulo 7, versículo 19 “El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados”.
NOTA
3.- ¿Por qué medios es imposible que el pecador alcance la justificación que Dios le ofrece? Romanos 3: 20
principio esencial de la religión judía en tiempos de Jesús era ganar el favor de Dios por medio de actos externos. Sus actos no eran para nada en favor del prójimo sino para la conveniencia propia. Tenían la equivocada idea de ganar el cielo por medio de obras humanas. Cargaron los mandamientos de Dios con invenciones de hombres que eran casi imposibles de cumplir. De esta forma creían que alcanzarían el favor de Dios, pero Jesucristo el mayor de todos los
Maestro los reprendió y les dijo: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia”. Mateo 23: 25
La obra que Dios hace en el pecador es interna, del alma, del corazón. Es esto lo que en el hombre debe ser cambiado.
4.- ¿En qué contexto las obras son consideradas necesarias en la vida del hombre? Santiago 2: 20
La fe y las obras son inseparables. Por ejemplo, un caso práctico de la vida diaria: “Un dueño de hogar puede decir que tiene mucha fe en Dios de que él suplirá sus necesidades para su familia y que nada les faltará, pero si él no se esfuerza en encontrar una fuente de trabajo y no obra de acuerdo a lo que cree, no hay forma de que Dios puede sostenerles”.
Santiago no enseña que somos justificados por las obras porque la Palabra de Dios habla de la justificación de dos maneras: Justificación ante Dios y justificación ante los hombres. Somos justificados ante los hombres por las obras; porque ellos no tienen ninguna otra manera de conocer la fe que profesamos, por lo menos hasta el punto en que comiencen por si mismos a conocerla a través de la Palabra de Dios. Pero ante Dios, somos justificados por la fe. Efesios 2:8-9 dice:
“Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”. Dios nos salvó por gracia a través de nuestra fe en Cristo Jesús, algo de lo cual no podemos gloriarnos porque es un don de Dios.
NOTA
CONCLUSIÓN