SANTIFICACIÓN Y ADORACIÓN

LECCIÓN N° 11 – SÁBADO 12 DE DICIEMBRE DE 2020

Filipenses 2: 12

“Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido… ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor”

Cuando el hombre perdió su pureza en el Edén, perdió también el deseo de adorar a Dios. También perdió la forma en que se debía hacer. Es la razón por la cual hoy millones de personas, creen estar adorando a Dios correctamente por medio de invenciones humanas, pero están muy lejos de lo que significa la verdadera adoración.

El plan de Redención ideado por Dios es completo. No ha dejado nada afuera. Se debía redimir al hombre completamente. Pues en él se había perdido la imagen perfecta de su Hacedor y solamente la Redención absoluta que Dios proveyó por medio de su Hijo Jesucristo logró recuperar lo que se había perdido.  Ahora el hombre redimido por la sangre de Cristo nuevamente está en condiciones de rendir genuina “adoración a Dios”.

Por otra parte, la adoración a Dios es completa y verdadera cuando se vive diariamente en santidad. Y ¿qué significa vivir en santidad? Significa vivir para honrar a Dios en todo lo que se hace, en los detalles más simples de la vida cotidiana; significa agradar a Dios con mis actitudes, mis palabras, mi manera de ser, mis ojos, mi carácter y mis pensamientos. Cuando vivimos así cada día, estamos creciendo en nuestra santificación y adoración a Dios.

1.- En la historia de Caín y Abel, ¿qué adoración fue agradable ante Dios? ¿Por qué? Génesis 4: 3 – 5 

La ofrenda de Abel fue una demostración de fe (Hebreos 11: 4).  En contraste, la ofrenda de Caín fue un intento de ganar la salvación por las obras.  En el caso de Abel, la fe en el plan de la salvación y en el sacrificio expiatorio de Cristo se reveló en una obediencia sin reservas.

Aunque no se revela aquí la forma en que Dios aceptó la ofrenda de Abel, esa aceptación resulta evidente, porque el sacrificio fue consumido por fuego divino, tal como sucedería más adelante. Es digno de notarse que al aceptar Dios el sacrificio de Abel lo estaba aceptando a él personalmente. En realidad, en la narración se menciona primero la aceptación de Abel mismo antes que la aceptación de su ofrenda.  Esto es una indicación de que Dios no estaba tan interesado en el sacrificio como en el que lo ofrecía.

NOTA

¿Qué tipo de adoración le entrego a Dios? ¿En que se basa? ¿En nuestros méritos o en los de Dios?  

La adoración a Dios está estrechamente relacionada con nuestra sumisión y obediencia. No podemos adorarle sin haber rendido previamente nuestra voluntad ante él para servirle en todo cuanto nos manda. Notemos el pasaje de Apocalipsis capítulo 4 versículo

10 “los ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono” . El hecho de colocar sus coronas a los pies del Señor es una forma de expresar su sumisión, reconocimiento y entrega absoluta.

Cuando crecemos en nuestra santificación, la adoración se transforma en nuestro estilo de vida.

2.- En el suceso de los tres hebreos, ¿de qué modo se mezclan la adoración y la santificación? Daniel 3: 17, 18, 28

Nosotros adoramos a Dios porque él nos ha salvado de una muerte segura cuando estábamos en delitos y en pecados. Cabe hacerse una pregunta, ¿mi adoración a Dios, afecta mi salvación?

La adoración es la clave para comprender la cuestión total de la salvación. Eso se debe a que la meta de la salvación es producir verdaderos adoradores. Esto lo entendían muy bien los tres hebreos, pues ellos adoraban al único Dios verdadero. Su fidelidad y lealtad al único que se merece toda adoración y glorificación los salvó de la mano del rey.

NOTA

Nuestra adoración a Dios debe ser sin reservas. Si deseamos ser salvos y estar con Cristo por siempre, la adoración que estemos rindiéndole deberá ser cabal y completa. La prueba o la aflicción que venga a nuestra vida no deben mover nuestros pies del cimiento inmovible en que hemos fundado nuestra adoración. Sadrac, Mesac y Abed-nego seguirían adorando al único merecedor de toda adoración, aún si no fuera la voluntad de Dios librarlos del horno. 

La actitud que tomamos frente a las dificultades y problemas que podamos tener en nuestra vida, indican que tipo de adoradores somos.

3.- ¿De qué manera el sacrificio expiatorio de Cristo nos ilumina el camino hacia una verdadera adoración a Dios? Hebreos 10: 19 – 22 

El verdadero hijo de Dios adora básicamente porque la muerte de Jesucristo logró la reconciliación del hombre con Dios. Ahora puede acercarse a Dios confiadamente y sin temor, porque tenemos a nuestro Sumo Sacerdote que intercede en el santuario celestial ante el Padre. 

El autor de Hebreos menciona cuatro condiciones que necesitamos como adoradores del Dios vivo.

Corazón sincero: Vivimos en un mundo de hipocresía y egocentrismo, que sólo busca la complacencia propia. Por esta razón, nosotros como hijos de Dios debemos escapar de estas cosas. Nuestra adoración debe ser “sincera” y cuando nace de un  corazón renovado por la gracia del cielo llega hasta la misma presencia del Señor. Esto es santificación y verdadera adoración a Dios

Plena Certidumbre de Fe: Todo el mundo tiene fe en algo o en alguien. Pero para acercarnos confiadamente al trono de la gracia no necesitamos esta fe del mundo que es muerta, sino la fe que sobrepasa todo entendimiento. Pero ¿en qué debe estar depositada nuestra fe? En el poder de Cristo y sus méritos que puede limpiar el alma del pecado y presentarla ante el Padre como la adoración más agradable que hombre alguno puede dar.   

Purificado los Corazones: Las Escrituras nos declaran que el corazón del hombre es malo y perverso (Jeremías 17: 9). ¿Podríamos rendir nuestra leal adoración a Dios con un corazón así? Es algo imposible, pues todo lo que pudiéramos hacer sería sólo en vano. Pero cuando hemos rendido nuestra vida a Cristo, un nuevo corazón ha sido reemplazado por el viejo que se deleitaba en los deseos carnales. 

Podemos hacer miles de cosas en favor de Dios como muestra de adoración hacía él, pero lo que Él ve es el corazón. Lea el relato de Caín y Abel y se dará cuenta que el Señor se agradó primeramente de Abel y luego de su ofrenda. ¿Qué enseñanza logra extraer usted de esto?

Lavados los Cuerpos: El agua en la Biblia juega un papel muy importante. Al buscar una relación con ella, la podemos asociar perfectamente con el rito del bautismo, que representa adecuadamente el lavamiento de los pecados. El apóstol Pablo habla en una de sus epístolas que debemos morir cada día, pidiendo a Dios el bautismo del Espíritu Santo, para que muera el “viejo hombre” y resurja el “nuevo hombre” según Dios. Esta obra debe ser diaria; cada día necesitamos santificarnos.

3.- Lea Hebreos 11: 6. ¿Encuentra alguna relación en este pasaje con la adoración a Dios? ¿Por qué?  

Dios, nuestro Creador y Hacedor es eterno e infinito, nosotros sus criaturas somos limitadas. Por tanto, necesitamos de la fe para aceptar algunas cosas que están fuera de nuestro alcance. Una de ella es “creer” que Dios existe. Este debe ser el fundamento primario de nuestra fe cristiana. Sin esta enorme convicción, la puerta de entrada hacia el camino a la adoración no se abre.  

La fe nos acerca a Dios, la fe nos da la seguridad que Dios, que no le vemos, nos escucha; la fe nos llena de seguridad al saber que Él nos ama. La fe nos dice que Dios quiere tener una relación íntima con nosotros. Pero sin fe en Dios, sólo habrá temor, miedo y finalmente desesperación. La fe nos abre el camino hacia el proceso de la santificación que nos llevará a los brazos de nuestros Salvador y a una vida de adoración continua a Dios que se extenderá por la eternidad.

NOTA

¿Cómo podremos adorar a un ser invisible que no le vemos sino tenemos fe que existe? Dios existe y también Satanás y sus ángeles. Esta verdad es primordial para entender el conflicto en el cual estamos, pero si no tenemos lo indispensable para comprender esta realidad, no conoceremos jamás el plan eterno de Dios para salvarnos y nuestra incredulidad nos llevara a nuestra condenación.

La fe en Cristo es preciosa y maravillosa porque nos acerca a su amor y misericordia. Podemos pedir y dar gracias a Él porque él se interesa de nosotros y siempre está preocupado de cada uno.  

CONCLUSIÓN

La adoración se basa en la salvación que Dios proveyó para rescatarnos del pecado y así abrirnos el camino hacia una vida de santidad para encontrarnos finalmente con nuestro Señor. Nosotros adoramos a Dios porque Él nos creó y nos salvó. Toda nuestra vida, nuestro tiempo, nuestros dones se los entregamos a Él en compensación por tan grande amor que tuvo y que sigue teniendo por nosotros, criaturas que no teníamos esperanza alguna, sino solamente la muerte segura. Pero gracias al don maravilloso de Dios en su Hijo Jesús, que nos amó con un amor incomparable, nos abrió nuevamente el camino hacia la reconciliación con nuestro Padre y nos permitió ser parte de la adoración que Él recibe en los cielos. ¡Santificación y adoración!